Wednesday, December 19, 2007

EPIFANIA
BY CONDENARRO

De repente es una mañana casi iguala a las de todo el año. Nos levantamos con un café en la mano. Los niños se despiertan temprano, juegan y reniegan por un rato durante el desayuno, terminan su leche reclamando por caricaturas, el “Nientiendo”. Por lo pronto no entiendo éste sentimiento que en un momento se expande en toda la familia y en las familias que nos rodean y que las rodean. Como por arte de magia un frenesí inexplicable abarca las calles, las tiendas, supermercados, restaurantes abarrotados. La compra implacable e impecable de papeles de brillantes colores y similares motivos que envuelven regalos pueriles; papeles con cifras exorbitantes y valores sintéticos, plásticos con firmas invaluables, intermitentes. Colores, olores, sabores, todos en sobres que te absorben. Es un comportamiento generalizado que inicia al inicio de una serie de fiestas, convivios con vivos reflejos de felicidad y alegría que se convierten en una alegoría publicitaria de la familia modelo, de la sociedad ejemplar. En un plan de gastar toda la energía acumulada en trecientos cincuenta días de rutina, hastío y martirio en armonía costumbrista. Todos te sonríen, te dan un abrazo que acaso es el ocaso de un tiempo no vivido, sólo sufragado, agotado. Embotado en lograr conseguir y concebir el mejor adorno; la cena al horno y llegar al bochorno comercial. ¡Felicidad subliminal! Dos semanas muy sanas... ¡humanas! Por las noches sales a las calles, observas llenos los bares de colores y humores que segregan la necesidad de exclamar, aclamar, depurar y vaciar sus dolores servidos en altos vasos rebosantes de licores. ¡Que belleza! ¡Que firmeza en las tradiciones! Un mes diferente, absorbente, ambivalente, con gente que se siente valiente por lo caliente del invierno. Del infierno navideño... de ensueño. Demos gracias a Dios y a la Virgen María. Sin su ayuda, tal vez aún estaríamos a la espera de la mercadotecnia que nos vendiera convivencia y fraternidad pirotecnia. Si no hubiera nacido el niño Jesús, no hubiese, durante un año común: la contraluz. ¡Feliz Navidad!

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