Tuesday, September 19, 2006

Una realidad que realmente ni la fantasía imaginaría
“La censura: manejada con la mesura
que impida que el admitir se transfiera en
intolerancia, y por abuso… en realidad oficial”
by condenarro
Lo divertido del humor del mexicano es que siempre, de una u otra forma, encontramos cómo reírnos de nuestros padeceres. A lo largo de la historia del México que todos queremos y del que aún hace pocos años creímos que sí existía un “rayito de esperanza”, resulta que es una realidad que no sólo es tranza oficial. Parte de esta idiocincracia del mexicano promedio, o tal vez sería más específico común, se origina en la aceptación de lo que le sucede, lo que se le impone bajo la bandera de, quien lo dispone, ser su representante en la toma de decisiones nacionales.
La historia próxima pasada de nuestro país ha generado grandes muestras de la creatividad humorística, sarcástica, irónica del mexicano hacia su propia patología sociopolítica y económica. La más reciente, pero no por ello la última (apenas es 5/09, al menos faltan 6 días para 11/09), la percibí el pasado 1 de septiembre, cuando se rompieron “las formas” y el “deforme” del presidente del país se entregó en mano y por escrito; sendo ladrillo de papeles con cifras y conceptos corregidas, censuradas y aumentadas, que ni el más entendido comprenderá. Por eso se acostumbraba que el primer mandatario lo resumiera en palabras más palabras, rechiflas, aplausos, mentaditas y mentadotas, y una que otra payasada legislada y una fantasía tan real como las telenovelas del bipolio “televimnotizador”, manipulador de las masas mediante una fauna peculiar, en esta temporada, fue un peje, un zorro y una turba de mapaches azorrillados que tan sólo aullaban acampando en una selva asfáltica defectuosa.
Permítame mi es-timado elector contribuyente y paciente ciudadano, abordar el tema de la censura y de la admisión del sumiso… en nuestro caso sociopolítico, claro.
Como bien sabemos, quiero suponer que muchos de nosotros mexicanos ciudadanos con credencial de elector, participantes del PIB, del crecimiento demográfico, de una democracia a la que no le hemos visto toda su gracia, tan sólo la de quienes nos la platican, explican y cualquier duda al respecto nos la amplían con completa y complaciente censura. Nuestro régimen de gobierno, en teoría surge de una serie de movimientos revolucionarios, desde el punto de vista de cambios sociopolíticos, la independencia revolucionó la vida de criollos, mexicas, mestizos y demás vecinos de la nueva-vieja españa; de ahí hasta nuestros días, ha sido una revolución interminable, ininterrumpida, pero siempre censurada, eso sí, en divertidos capítulos -censurados, corregidos y aumentados- al menos para algunos más que para otros, no obstante, todos y cada uno de los mexicanos nos hemos reído de todos esos acontecimientos que nos mantienen en el lugar de sumisos que aceptan la censura oficial de poder ser ciudadanos reales y exigir nuestros derechos, nuestras garantías individuales y, sobre todo, el sabernos los jefes de la nación, quienes contratamos a quienes administren nuestra empresa (México)… en el sentido empresarial panista, o, en su defecto, al modo “pejerarca” defensores de los pobres –que se dejan-, enemigo acérrimo del abuso de quien no lo deja hacer lo que quiere, o sueña, se habla de, y se exigen el respeto a la democracia que le permite a él, y sólo a el solito, rebasar la línea que separa su derecho y garantía individual y constitucional, de la mía, de la tuya y de aquel, de Pedro, María de Juan y José, cantaba Soledad Bravo en una melodía referente a desalambrar la tierra.
La clase política es la institución de la censura. La población civil es un ejemplo, a no seguir, siento, de la aceptación y sumisión en torno a la información real de lo que pasa, sucede, acontece en nuestro país, donde la minoría siempre es la que gana, demanda, exige y friega a la gran mayoría, aún cuando esta si produce, paga impuestos, trabaja y vive dentro del marco constitucional que se creo para vivir en orden y armonía… acaso ¿falta un buen director de orquesta?
No alcanzo a entender el porqué, siendo un país de Estados Unidos -nada que ver con nuestros vecinos del norte ¡eh!- estamos tan divididos. El “tan” no se refiere a que existan muchos grupos y cada uno jale agua a su molino. Lo cierto es que hay algunos, los de derecha, los de izquierda, los muy ricos, los pobres y los muy pobres, los narcos y la delincuencia organizada, mucho mejor que la oficial, es evidente.
Al paso que vamos, llegaremos a la noche del 15 de septiembre, cuando celebraremos 196 años de independencia… ¿de que o quien? Alguien dará el famoso grito de ¡Viva México! Y todos los vivas subsecuentes… no congruentes a nuestra realidad dependiente. Suponemos, rompiendo el tercer acuerdo de la mística tolteca, que para esa fecha nuestro presidente electo reprogramará la censura; por alguna razón ininteligible, creemos que eso será el cierre de esta crisis política del México contemporáneo en la que ha vivido al menos 196 años.
Es un hecho, desde el punto de vista personal, que ni Calderón ni Andrés Manuel, con la ayuda de todos sus asesores, azusores, amigos, enemigos y metiches facinerosos y oportunistas podrán controlar los ánimos ya candentes, sedientos de un cambio real a su irrealidad oficial que no les permite, ya no crecer, tan sólo ser ciudadanos en toda la extensión y significado de la palabra, de una nación democrática en la real concepción del concepto sociopolítico, que en teoría, y disculpando la retórica, que día a día se aleja más de la práctica y ha brillado por su ausencia, pero ilumina marquesinas en Juárez, Reforma, la Alameda, Zócalo y etc.
Estoy total y plenamente de acuerdo que Vicente Fox hizo muchas cosas que valieron la pena, muchas otras tantas que la pena no valió el sacrificio de nombre, ridículo nacional y hasta consecuencias internacionales imborrables. También coincido en el sentido de que piedras, mejor dicho montañas se le pusieron en su camino para lograr lo que se proponía, en gran parte utópicos proyectos, pero con la mejor intención de un ranchero cocacolero, apoyado en la espalda de una pequeña burguesa provinciana y educada a la vieja, muy vieja usanza. De igual forma, veo a un AMLO que en su momento hizo, al igual que hoy, hoy, hoy, mucho pancho en Tabasco, hizo mucho ruido y cosecho pocas nueces en el DF con su segundo piso y su diaria rueda de prensa mañanera… lo que es no estar casado. El espectáculo que apreciamos en TV el 1 de septiembre, sin menospreciar la edad de oro del cine nacional, hubiera sido mucho más cómico, creíble, sin censura y con mejor mensaje si hubiese surgido de un guión de Joaquín Pardavé, con Jorge Negrete en el papel de Fox, Tintan en el de AMLO, Sarita Montiel como Martha, Los hermanos Soler representando a los líderes perredistas y Héctor Suárez como presidente del Congreso… ¡¿Qué nos pasa?! -¡Ah! y música de Agustín Lara.
Siendo realistas, no creo que la paciencia del mexicano se encuentre muy dispuesta a aceptar, o en el mejor de los casos a soportar la censura del sector oficial, u oficialmente encargado de protestar por todo lo que el primero hace, censurando por medio de su actuar, sus caprichos, berrinches y rabietas; simplemente espero que los ciudadanos que sí somos y queremos seguir siendo mexicanos de tiempo completo, se sumen al movimiento de simples y locos peligrosos irreverentes, irrelevantes, irremediables pero irresistibles y reales prófugos de la injusticia que un período de elecciones y cambio presidencial nos deje como perros en el periférico, parafraseando al profeta del nopal, Rockdrigo González que el 19 cumple 11 años de haber, injustamente, sido censurado y muerto en concreto.
“El mundo se ha reído siempre de sus propias tragedias como único medio de soportarlas”. (Oscar Wilde)

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